Título original: The Kids Are All Right.
País: Estados Unidos.
Año: 2011.
Director: Lisa Cholodenko.
Guión: Lisa Cholodenko, Stuart Blumberg.
Reparto: Julianne Moore, Annette Bening, Mark Ruffalo, Mia Wasikowska, Josh Hutcherson, Yaya Dacosta, Eddie Hassell, Zosia Mamet, Kunal Sharma, Joaquín Garrido.
Duración: 106 minutos.
Cuando Joni (Mia Wasikowska) cumple los dieciocho, su hermano Laser (Josh Hutcherson) le pide que haga una llamada al banco de esperma al que acudieron sus dos madres para así conocer a su donante. Al principio Joni no quiere pero hace la llamada y así aparece Paul (Mark Ruffalo) en sus vidas para ponerlas patas arriba.
Ese es el argumento en líneas generales de «Los Chicos Están Bien», un claro ejemplo de película que se lleva más protagonismo del que se merece porque eso pasó en su día, con nominaciones a Globos de Oro, se llevó dos, Oscars o BAFTAs. Pero se ve que a veces hay que darle crédito a la película indie del año porque sí.
Veamos, la película nos muestra a una familia compuesta por un matrimonio de lesbianas con dos hijos, concebidos uno cada una. Por un lado está Nic (Annette Bening), que es médico y siempre está encima de sus hijos, sobre todo de Joni, diciéndoles que hagan esto o lo otro, y es un personaje bastante detestable, la verdad. Y después tenemos a Jules (Julianne Moore), que es todo lo contrario que su mujer, algo espiritual o mística, que se siente inferior.
Su matrimonio al principio parece mejor de lo que es y todos acaban cargando las culpas sobre una misma persona injustamente porque, por mucho que se necesiten, no son una familia perfecta ni mucho menos.
Y así se pasa la película entre discusiones, de Nic y Jules, y escenas de cama, mientras Paul empieza a sentirse como el padre de Joni y Laser y a enamorarse inesperadamente de un miembro de su «nueva» familia.
Al acabar el filme me quedé con la sensación de que al final los personajes, excepto Paul, no avanzan hacia ninguna parte sino que siguen estancados en su mundo, un mundo en el que hay amor, sí, pero también indirectas, reproches, adicciones o miradas de reprobación.
Ni el guión me parece tan bueno, ni las interpretaciones como para haberlas alabado en su día, aunque Mark Ruffalo hace otro de esos personajes que caen tan bien. Tampoco creo que quien puso esta película en la categoría de comedia esté en su sano juicio porque humor no tiene en ningún momento y es un drama en toda regla.
«Los Chicos Están Bien» no me ha dicho mucho.