Louis Bloom (Jake Gyllenhaal) trata de buscar trabajo en Los Ángeles. Dice poder hacer de todo y para ganar dinero es capaz incluso de robar porque, claro, lo necesita. Un encuentro fortuito hará que se interese por el mundo de las noticias y empezará a grabar imágenes de delitos y accidentes para venderlas a las cadenas locales. La directora de uno de los noticieros, Nina (Renee Russo), verá el potencial de su trabajo y firmará su pacto con el diablo en lo que a recibir las grabaciones de Lou en exclusiva se refiere. Todo por la audiencia, a pesar de que a su segundo, Frank (Kevin Rahm), le parezca poco ético mostrar lo que Bloom les lleva. Pero la máxima de Nina es que cuanta más sangre, mejor.
«Nightcrawler» tiene su interés, principalmente, en dos cosas. La primera es ver la transformación de su protagonista en un tipo sin ningún tipo de escrúpulo, teniendo en cuenta de que tenía pocos al principio como se puede deducir, capaz de cualquier cosa para lograr su objetivo; y la segunda es el tema que lanza su autor y director Dan Gilroy a través del personaje de Kevin Rahm. ¿Todo vale para ser los primeros y por los índices de audiencia?
Se deja ver aunque a veces sufre bajones porque se puede acabar hartándose fácilmente del protagonista y en ocasiones los secundarios son de los más estúpido.