Fue interesante tener a los realizadores de los cortometrajes vascos a concurso tras la proyección de los mismos para la prensa. No hubo más que una pregunta al final ya que los creadores explicaron básicamente todo lo que importaba para contextualizar sus trabajos.
Eso sí, antes de entrar en materia la programadora de ZINEBI Vanesa Fernández Guerra explicó que recibieron un total de setenta y dos cortometrajes de los cuales seleccionaron seis para el concurso internacional y veintidós para la sección InfoEuskadi. Además, Ernesto del Río, director del festival que se retira tras dieciocho años en el cargo, volvió a hacer hincapié en que desde ZINEBI siempre se ha apostado por el cine vasco que considera que está en un buen momento y que espera que “siga creciendo para beneficiar al festival y a los espectadores”.
Begoña Vicario, responsable del cortometraje animado “Areka”, contó que el trabajo es colaborativo entre tres generaciones de animadores y que surgió en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco. Querían seguir explorando el tema de la memoria histórica por los desaparecidos en la Guerra Civil española. El guión de “Areka” surgió del bertsolari Andoni Egaña quien canta la narración y sobre ese texto se crearon las imágenes.
Vicario mostró su satisfacción por la acogida que está teniendo el corto ya que “ha sido seleccionado en quince festivales y está a las puertas de los premios Goya”. El equipo está “alucinado” por cómo se está recibiendo pero que se presente en casa es muy importante para ellos.
Begoña Vicario terminó su intervención indicando que el trabajo ha sido “muy complicado pero la ilusión compensa los obstáculos del camino”.
El siguiente en hablar fue Íñigo Salaberria que presentó “Lo-Ibiltariak”, la tercera parte de una trilogía que consiste en grabar de noche en ciudades. Para este trabajo fue a Japón donde grabó veinticuatro noches en Tokio y seis en Osaka. Salaberria explicó que el corto “surge de la contradicción de que en Occidente la belleza reside en la luz pero que en Asia lo hace en las sombras”.
Sobre “Plágan” Koldo Almandoz indicó que se grabó en Islandia en un espacio natural abierto al que acudió en una excursión organizada. Se llevó la cámara y allí mismo se le ocurrió la idea del cortometraje, por lo que aprovechó para grabar lo que se ve en el mismo.
Llegó el turno de Aitor Gametxo y su “Una Sinfonía en Silencio”, proyecto enmarcado dentro de la capitalidad cultural de Donostia el pasado año gracias a la cual le surgió la posibilidad de hacer una residencia artística en Polonia. “Tenía que mostrar una ciudad y la vida allí de las personas sordas. Cómo retratar el lenguaje de signos me dio otras posibilidades en cuanto a los subtítulos o dónde poner la cámara”. Gametxo estuvo en Polonia un mes y medio y grabó durante ese período sin guión.
El penúltimo en presentar su cortometraje fue David Pérez Sañudo. Explicó que la idea de “Aprieta, Pero Raramente Ahoga” surgió de una imagen que “nos apasionaba a sus creadores, la de un chaval a cuatro patas con una correa de perro al cuello”. Indicó, además que hay un texto y un subtexto, o que al menos han pretendido que lo haya, en modo de comedia negra que reflexionan sobre Alemania o la precariedad laboral.
Por último, Violeta Trincado habló sobre “Zacarías”, cortometraje también salido de la Universidad del País Vasco que surgió de su amor a Buñuel y al libro “El Último Suspiro”. Además, su realizadora quería contar historias alternativas como hace Alejandro González Iñárritu en algunos de sus trabajos. Trincado explicó que durante el grado de Comunicación Audiovidual todos deben hacer un trabajo de fin de carrera y normalmente es conjunto pero ella decidió hacerlo sola porque “sentía la necesidad de hacer un guión y dirigirlo”. Asimismo, en vez de rodar fuera del centro quería mostrar Bilbao “y también mostrar algo de acción”. Sobre su experiencia dijo que “fue un placer rodar con los actores”.
Diario de una Cinéfila 
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