Sam (Molly Ringwald) cumple dieciséis años pero todos en su familia se olvidan de su cumpleaños, en parte porque están ocupados con los preparativos de la boda de su hermana mayor, Ginny (Blanche Baker). Toda la familia se planta en casa y ella, al menos, tiene el consuelo de poder ir a la fiesta del instituto con su mejor amiga Randy (Liane Curtis) que no se olvida de la fecha de nacimiento de Sam. Allí, Samantha tratará de conseguir algo de caso del chico que le gusta, Jake (Michael Schoeffling) pero este tiene novia y no parece interesado en ella. Pero la chica se equivoca y quien bebe los vientos por ella en plan acosador simpático, Geek (Anthony Michael Hall), se dará cuenta de que no tiene nada que hacer e intentará ayudarla para que Jake se entere de que Sam merece la pena.
John Hughes se estrenó en la dirección con «Dieciséis Velas» plasmando en ella parte de su universo cinematográfico: la adolescencia, lo que supone y los problemas que pueden salir de ella. En este caso tenemos una comedia de corte romántico que tiene cosas bastante inteligentes, conversaciones que merecen la pena y algunos momentos cómicos bien llevados donde su reparto cumple y donde sobresalen su protagonista, Molly Ringwald, y Anthony Michael Hall. Sí es cierto que tiene una falta de ritmo en toda la parte de la fiesta de instituto que se hace lenta, pero se recupera bien manteniendo el interés de la historia hasta el final.
No es ninguna maravilla pero se deja ver. Por cierto, en su reparto podemos encontrar a los hermanos Cusack, Joan y John, la cuarta película para ella y la segunda para él.
Diario de una Cinéfila 