Kate Miller (Angie Dickinson) es una mujer de mediana edad que vive en Nueva York y que le cuenta a su psiquiatra, el doctor Robert Elliot (Michael Caine), sus frustraciones. Entre ellas los extraños sueños sexuales que a veces tiene y es que, claro está, que no es feliz con su marido. Algo le sucede a Kate con una misteriosa mujer rubia involucrada, quien se convierte en objetivo del único testigo del suceso, una joven de nombre Liz Blake (Nancy Allen) que acaba haciendo pareja con Peter (Keith Gordon), hijo de Kate, para dar caza a la misteriosa mujer al ver que la policía, con el detective Marino (Dennis Franz) al frente, no obtienen resultados ni casi tienen interés en tenerlos.
Brian De Palma escribió y dirigió «Vestida Para Matar» en el año 1980, un thriller que empieza con un ritmo lento con muchos silencios y miradas y con una de las mejores escenas de seducción que he visto en el cine, toda la secuencia del museo de arte es una barbaridad. Pero que a partir del elemento sorpresa toma velocidad hasta el final con persecuciones, espionaje y una pareja protagonista, Liz y Peter, que aunque a priori no pegue se complementa muy bien con mucha química y conversaciones algo cómicas. Buena parte de la película se desarrolla de noche y la atmósfera ayuda a incrementar la intriga de la trama, al igual que la música, que al final resulta algo previsible, pero es perdonable por lo bien hilado que está todo.
Me ha gustado, creo que es recomendable.
Diario de una Cinéfila 