Montevideo (Uruguay), 1993. Diluvia fuera del Cine Ópera en el que un hombre ataviado con impermeable y guantes negros, además de una bolsa de deporte roja compra una entrada para la película de la última sesión. La enorme sala está prácticamente vacía excepto por un niño, un trío de amigos, una chica, un hombre ciego, un señor que quiere estar tranquilo y una pareja en su primera cita. En el cine, la taquillera marcha dejando allí a Mauricio (Pedro Duarte) el acomodador y a Ana (Luciana Grasso), la proyeccionista sustituta. El hombre misterioso (Ricardo Islas) empezará a matar a gente dentro de la sala, cuando Ana y algunos de los espectadores se den cuenta, empezará una cuenta atrás para la salvación.
Maximiliano Contenti homenajea al cine de terror en «Al Morir la Matinée», una película que recuerda a otras pero que tiene como mejores bazas su localización, que es un personaje más del filme, y la ambientación. Tiene una introducción bastante larga para mi gusto para presentarnos a unos personajes que no duran demasiado en su mayoría en la acción y las muertes resultan algo gore. Aprobado raspado.