Theo Montoya decidió hacer en 2017 un casting con sus amigos. En él les hizo preguntas sobre quiénes eran, a qué se dedicaban, donde se veían en un período de 10 años o la muerte. Algunos de ellos no querían saber nada del futuro; uno se veía triunfador, otro muerto. Y sí, murió al poco después de la grabación.
A través de sus amigos, de los vivos y de los muertos, todos de la comunidad LGTBI, en «Anhell69» el realizador hace una reflexión triste sobre la vida en Medellín, Colombia, y la falta de planes de futuro en un país que no creen que les vaya a dar nada. Claro que, por lo visto, tampoco es que en su mayoría estuvieran haciendo mucho con sus vidas, principalmente por estar bastante perdidos en ellas.
Hay algún apunte bueno en la monótona narración que realiza el propio cineasta, así como en alguna de las declaraciones de sus amigos pero poco más. No me ha gustado, se me ha hecho muy pesada y solamente he encontrado interesante la entrevistas por momentos.